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sábado, 19 de noviembre de 2011

Gorilla Biscuits en Unione e Benevolenza: El renacer del orgullo hardcore.

Las cuatro barras de Black Flag, la oveja de Minor Threat, el Crimson Ghost de Misfits: tres de las representaciones gráficas mas cruciales del hardcore punk, que por si solas ya nos disparan al instante a canciones, discos, codigos y esteticas identificatorias para puñados de jóvenes dispersos por todo el mundo. Si tuviera que pensar en una cuarta, muy probablemente termine apareciendo en mi cabeza el mono creado para la tapa del primer 7” de los neoyorquinos Gorilla Biscuits, iconos absolutos del revival youthcrew de fines de los 80s, que consolido al hardcore como una alternativa underground de importancia hasta la actualidad.

Foto por No Metronomos

La vigencia de GB, que trasciende los alcances de la escena hardcore, y la capacidad de interpelar a diversos públicos se noto en la concurrencia que agotaron las 500 entradas disponibles para el único recital que dieron en el pais: hardcore, straight edge, punks, retirados de los recitales, crusties y skins convivieron unas horas sin otra expectativa que ver y corroborar la leyenda de los Biscuits en vivo, muy probablemente la banda mas carismática de su tiempo.

Con un retraso por problemas de sonidos, que nunca terminaron de ajustarse, y luego de los locales Mil Caras y Reconcile, la formación que grabo el único LP de la banda, Start Today, salio a escena y, previas trompetas introductorias disparadas de consola, arremetio con “New Direction”, aquel tema insignia que instaba a volver a poner en pie al viejo hardcore punk rápido y de mensajes directos y sin vueltas. Tratándose de una banda en las que todos sus temas son claros hits para mas de una generación, cada arranque de tema fue celebrado en mayor o menos medida, con coros cantados por todo el publico y un pogo/mosh que desafiaba la integridad física del lugar y del publico.




"New direction" / "Stand Still" en vivo en Buenos Aires, 17/11/11

Todo Start Today sonó en el set: leyendo letras como “Stand Still” (la abulia de la juventud; ayer por la TV, hoy, en mayor parte, por la internet), “Degradation” (El racismo sigue siendo un problema de hoy) o “Cats And Dogs” (presentada y dedicada a quienes se siguen identificando con el Straight Edge y/o viven una forma de vida vegetariana/vegana) uno puede entender porque siguen siendo importantes para gente q ni siquiera estaba en los planes de nadie, cuando estas canciones fueron editadas. Al mismo tiempo, Civ, vocalista y cara visible de la banda, daba muestras de su enorme carisma y de que sigue viviendo esto como el primer dia. Con “Start Today”, el publico invadiendo el escenario y el “Start!! Stop!!” final, se termino casi una hora de un set que jamás perdió intensidad, aun con el calor agobiante que emanaba del recintoEn un año dificil de olvidar para la escena hardcore local en cuanto a visitas internacionales (Youth Of Today, Strife, Unbroken), Gorilla Biscuits fue la frutilla de un postre que difícilmente termine de ser disfrutado por quienes pudimos estar ahí para contarlo.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Joe Lally en el Salon Pueyrredon: La Fuerza Suave.

Joe Lally (Maryland, 1963) es de baja estatura, de cabeza calva por el paso del tiempo y por eleccion, de mirada y andar apacible y modales gentiles, como su voz. Puede pasar desapercibido entre las muchedumbres; de hecho, hasta se podría haber camuflado entre la asistencia que convoco para su único show en Buenos Aires.

(Foto de Andres Martorelli)

Show que puntualmente comenzó con Lally subiendo al escenario junto a dos músicos italianos, Elisa Abela en guitarra y Fabio Chinca en batería. De entrada, y para quienes no teníamos mucha idea de sus discos solistas, dejo claro de que venia su propuesta: Canciones erigidas a partir de sus hipnóticas lineas de bajo, sobre las que se cruzaba una bateria económica pero que marcaba el tempo con precisa autoridad y una guitarra que en casi todo el recital quedo en un segundo plano, cubriendo los huecos, pero con criterio y al servicio del sonido final. La voz de Lally es suave y puede que también algo monocorde, pero, del mismo modo que el grupo que lo ha hecho conocido, encaja a la perfección en una suma final que es superior a la de sus componentes por separados y que en ningún momento dejo de interesar a las 150 personas que siguieron con una atención minuciosa al repaso por los tres discos solistas del bajista.
Al igual que su compañero en Fugazi Ian MacKaye, Lally no habla mucho pero en sus pocas apelaciones al público expreso un sincero agradecimiento por tocar en el país y celebró el mero acto de escuchar y reunirse por la música. Parecen palabras algo cargadas de un idealismo extémporaneo, pero el contexto actual de la música y la performance final del trio las dota de una potencia, de una fuerza suave pero indemne y que conmueve.

Joe Lally en Sao Paulo 3 días antes de su recital en Buenos Aires

lunes, 10 de octubre de 2011

Bad Religion en Estadio Malvinas Argentinas: Devotos de una mala religión

(Fotos por Chat Perche)

En 1980, Jimmy Carter era presidente de EEUU, nacía el PacMan, AC/DC hacía estragos en los rankings con Back In Black y River era Bicampeón del Metropolitano. En 1980 Helena comenzaba a transitar esta tierra a 4 patas y yo me probaba un pintorcito azul por primera vez para Jardín de 4. También en 1980, cuatro pendejos californianos de secundaria comenzaban una banda punk sin darse cuenta que 30 años después seguirían en esa ruta.

Bad Religion, de Los Angeles, California, 17 discos de estudio, kilómetros recorridos en giras mundiales y varios miles de discos vendidos en todo el mundo, es la institución hardcore punk mas duradera en EE.UU. De gira celebrando sus 30 años, hicieron escala en Argentina y refrendaron una vez mas ese pacto irrompible con sus devotos en Buenos Aires.



greg graffin de bad religion en malvinas argentinas
Ahí, en el Malvinas Argentinas, se congregaron los que los conocieron a fines de los 80s cuando reinventaron la rueda del punk a base de melodías de un gancho infalibles y arreglos vocales de un cuidado rara vez visto en el genero, los que los conocimos cuando en el primer lustro de los 90s tuvieron su mayor momento de exposición, aprovechando el boom del rock alternativo, llevando al limite su formula y cruzándola con el country y el power pop, y los que recién están descubriéndolos con estos últimos discos que los muestran mas en forma que nunca, siempre punzantes líricamente y precisos musicalmente. Es de destacar la convocatoria que la banda logró: agotar un estadio de cinco mil personas, con una difusión mínima del evento y con la sobre oferta de recitales en esta última mitad del año, es todo un logro; es que Bad Religion se ha forjado un nombre que es satisfacción garantizada a la hora de desplegar un directo punk.


el publico de bad religion en malvinas argentinas

Directo que arranca con “The Resist Stance”, del último album The Dissent Of Man, y del que van a tocar solo otro tema más, el autoreferencial “Wrong Way Kids”. Después, un repaso por todas las etapas de la banda, desde los seminales “Fuck Armaggeddon.. This Is Hell” y “Along The Way” hasta los últimos discos (sobre todo The Empire Strikes Back), pasando por la etapa dorada del grupo (Los discos Suffer - Against The Grain - Generator - No Control). Cada arranque de tema es el reflejo automático para que se desate coros y pogos correspondiente. La lista es abarcativa y completa y aun así, quienes esperan un “The Answer”, “Change Of Ideas”, “Flat Earth Society” o “Punk Rock Song” se volverán con las ganas.




A nadie le importará después de todo; arriba del escenario hay unos cuarentones en camino a las cinco décadas que entregan todo y encima con una precisión y buen gusto, propio de la marca registrada de la banda de la cruz tachada. Atrás de todo, el “nuevo” Brooks Wackerman, baterista estable en la formación desde casi 10 años. A cada lado del escenario, dos mitos vivientes como Brian Baker (Minor Threat, Dag Nasty), metiendo los clásicos coros y Greg Hetson (Circle Jerks, Black Flag), bermudas, remera de The Specials y dando saltos por todos lados; sin dudas, él representa la eterna juventud que todavía corre por las venas de la banda. Al medio, Jay Bentley (poniéndose el traje de segunda cabeza de la banda, a falta del cofundador de la banda Mr. Brett, miembro oficial de la banda y ausente de la gira) y Greg Graffin, maestro de ceremonia, de un carisma único, pocas palabras al publico, sobrias presentaciones de temas pero que es capaz de arrancar un jam de un par de minutos con el “Bad Religion, es un sentimiento no puedo parar” del público y no quedar en ridículo.

Casi dos horas después y con el emotivo “Sorrow”, la banda cierra su cuarta visita. Cansados y exhaustos, nos volvemos a casa, escuchándolos en los celulares. No fue suficiente; los devotos de la mala religión esperaremos pacientes, una nueva misa atea.


Bad Religion Setlist Estadio Cubierto Malvinas Argentinas, Buenos Aires, Argentina 2011

lunes, 19 de septiembre de 2011

Unbroken en Unione y Benevolenza: Todo puede terminar mañana o puede continuar para siempre





San Diego, mediados de la década de los 90s. La escena grunge se moría de un escopetazo bien cabeceado por Cobain, el brit pop azotaba las radios del mundo sin piedad y comenzaba a sonar en las radios del mundo, música hecha por computadoras con una mueca de rock, mas fingida que auténtica. Lejos de las radios, las revistas y la MTV (la que en ese momento era mas Music TV que M....a TV), unos pibes de San Diego empezaban a tomar sus instrumentos y le añadían a un incipiente hardcore de toques metalizados a lo Integrity una veta hasta en ese momento particular; una fuerte influencia de rock inglés (especialmente Joy Division, Morrissey y The Smiths) y goth rock, visible en sus remeras, en sus jopos y en la temática de algunas letras coloco a Unbroken en la atención de la escena hardcore.


Dueños de un sonido único, plasmado en su obra maestra Life.Love. Regret, que fueron redefiniendo en sus últimos dos singles hasta llegar a un post hardcore mas relacionado con bandas como Drive Like Jehu o Rockets From The Crypt, la abrupta separación cimentó la leyenda, acrecentada por el posterior suicidio de uno de sus guitarristas, Eric Allen, al perder la batalla que desde siempre peleo contra su lado oscuro. El tiempo jugo después de su lado y las generaciones posteriores de músicos y público los redescubrió hasta colocarlos en una posición de inapelables e indispensables para entender buena parte del hardcore punk que se hace hoy.


Tamaña parrafada vale la pena para situar lo sucedido el sabado 17 de septiembre. Unione y Benevolenza tomo la forma de un recital hardcore: remeras de bandas convivian con comida vegana, feria de merch y discos y los mismos músicos a quienes todos esperaban con la ansiedad de toda una vida, mezclándose entre la gente, hablando con quienes todavía no podían entender que los tenían al alcance del tacto y atendiendo la feria. De fondo, las bandas locales (Puedo Ganar, A Mis Espaldas, Knockout de Rosario, Mil Caras y Vieja Escuela) ponían el ruido necesario para completar el panorama.


Unas palabras del promotor de la fecha, previas al numero central, que convienen destacar: Básicamente hablaba del esfuerzo considerable que suponía traer una banda de afuera y de las diferencias entre un recital de rock donde los auspicios llueven y la maquinaria de promoción hace lo suyo y un recital hardcore, donde todos (desde el público que paga su entrada y valora el esfuerzo, hasta la misma banda extranjera que, viendo que en Chile el recital pautado no cubría los costos que implicaron el armado del tour, se ofreció a realizar un segundo show para ayudar al promotor de allá) hacen su parte para que podamos ver y escuchar la música que nos gusta tanto.


Luego, la intro de “Fall On Proverb” y por 45 minutos, Unione y Benevolenza podía igualar en quilombo a la popular de Boca. Los 13 temas que la banda de San Diego toco fueron coreados por las tal vez 150 personas que no salia de su asombro al escuchar esas canciones que siguen significando tanto para ellos. La pasión desplegada por estos cuatro casi cuarentones conmovía y entusiasmaba hasta el mismo cimiento del recinto: como no quedar inmóvil con “Crushed On You”, “In The Name Of Progression”, "Razor" (cita a "The More You Ignore Me..." de Moz incluida), “End Of a Lifetime” o “D4”. Sin mostrar una excesiva demagogia entre tema y tema, los Unbroken dejaron notar que se estaban sintiendo en su casa y que el público jamas se iba a olvidar de esta noche. Luego de “Absentee Debate” y ese “I Dont Care...” final que seguía resonando incluso después de que la banda se bajara de las tablas, no pasaron mas de cinco minutos para que volvieran a cerrar con “Final Expression”.


Probablemente el recital más emotivo de este año, Unbroken sin duda mereció una mayor cantidad de público. Vida. Amor. Arrepentimiento.


"Crushed On You" en vivo



"Absentee Debate" en vivo



"D4" en vivo



(Foto y Videos por www.elartedelromance.tumblr.com)

lunes, 25 de julio de 2011

Limp Wrist en Niceto: Punks, maricas y abstemios

Si el hardcore punk es la música de los descastados, de los que nunca encajaron en ningún lado, de los que no se conformaron con aceptar lo ofrecido, que banda es mas hardcore que una que se reivindica como straight edge y maricona?

Desde su primera banda significativa, Los Crudos, Martín Sorrondeguy, latino y orgulloso de serlo, pateo el tablero de la escena hardcore de los 90s en USA, poniendo en primer plano la problematica de la inmigracion ilegal y el papel del latino en la sociedad norteamericana y en la escena punk. Rompio todos los moldes, giraron por todos lados y editaron algunos de los mejores momentos musicales de la decada. Al termino de Los Crudos, Martín volvio a la carga esta vez con Limp Wrist, con quienes una vez mas desafio el status quo de la escena hardcore, devolviendo a los primeros planos las cuestiones de genero y comprometido en un 100% con el legado de antecesores como Gary Floyd (The Dicks), Dave Dictor (MDC) o Randy "Biscuit" Turner (Big Boys), homosexuales y punks.



Así es como la expectativa por ver a Limp Wrist fue creciendo a medida que el show pautado para las 20, termino empezando casi dos horas mas tarde, luego de una extensa e innecesaria proyección de un film en blanco y negro mientras la música oscilaba desde electro clash hasta post punk. El publico, punks y hardcore viejos mezclados con jóvenes fans de Boom Boom Kid (promotor del show) mientras se debatía entre recorrer el boliche Niceto (un extraño recinto para toques punks), chequear la feria de discos o calmar la ansiedad de mil formas diferentes.

Y entonces, se cierra el telón, se apagan las luces y suben a escena los cuatro Limp Wrist. No van a dejar el escenario hasta despues de 25 minutos cuando terminan de tocar el tema que bautizo a su band; en el medio, un frenesí de hardcore punk bien acelerado, llegando por momentos al thrashcore, por momentos con riffs mas punks pero con una energía imposible de igualar. Martin (de calzoncillo y chaqueta y gorra a lo rob halford en la era dorada de Judas Priest) volvió a mostrarse como un frontman enérgico y totalmente abierto a mostrarse orgulloso de vivir la vida que el eligió (sus múltiples referencias a chupar vergas, en un tono de entrecasa) y a agradecer por el ambiente generado en sus shows en Argentina. Que recuerde sonaron, entre otros temas “Punk Ass Queer”, “The Ode” “What’s up with the Kids”, “Cruisin’ At The Shows” y el final con el esperado “I Love Hardcore Boys / I Love Boys Hardcore” y el citado “Limp Wrist”.

En uno de los shows previos a su gira latinoamericana, Sorroondeguy habia preguntado cuantos en la audiencia eran queers y cuantos heterosexuales; al notar que el publico estaba muy mezclado, les dijo "If you're not queer, you should act it! Go home and act it. Act out. Mess with your parents' heads!" ¿No era acaso ese el proposito del punk confundir las cabezas de nuestros mayores (y las nuestras)?

lunes, 6 de junio de 2011

Slayer: Un Luna Park teñido de sangre

Sebastian volvió a ver al acto de metal más importante de la historia y sobrevivió al pit para contarlo.

Hubo mucha agitación el domingo pasado en el Luna Park: la comunidad metalera argentina se sintió convocada y con peregrina fidelidad respondió, llenando prácticamente la capacidad del recinto. Es que no habia artificios de poca monta la razón de la respuesta al llamado: uno de los pilares mas conspicuos de los nuestros volvía una vez mas a esta ciudad. Y otra vez no volvimos a ser los mismos.

Sin necesidad de grandes campañas publicitarias o promociones de auspiciantes altisonantes, Slayer no tuvo problema en responder con creces las siempre muy altas expectativas que su publico deposita en ellos: Se trata acaso de la última reserva moral que mantiene en alto la bandera del Metal más extremo; los que nunca transaron, nunca escucharon sus temas en el top40 de Radio Disney ni basaron sus recitales en gigantescos circos multimediáticos. La misión de Slayer fue siempre devolver los fundamentos de la música mas pesada al extremo de sus límites, sin clamar por piedad ni tomar prisioneros. Esto es thrash metal en su máxima expresión a cargo del mejor exponente.

Y asi fue como a las 21:00 puntuales, las luces se apagaron y todo se tiño de rojo sangre. La excusa era presentar “World Painted Blood”, décimo disco de la banda y enseguida suenan pegados el tema título y “Hate Worldwide”; no vuelven a tocar ningún tema nuevo hasta que sobre el final suena “Snuff”. En el medio, un recorrido por las distintas etapas de la historia de los californianos, empezando por el invencible “War Ensamble”. El público una vez más, asiste gustoso a una total aniquilación de su sistema sensorial-emocional. No importa que una de las columnas sempiternas del cuarteto, Jeff Hanneman, se haya bajado por lesión; en el banco entra Gary Holt (factotum de Exodus y uno de la mesa chica del genero que puede ponerse esos zapatos sin chistar) y notablemente nos dificulta extrañar al autor de “Angel Of Death”. El cuarteto se siente invencible: el tándem rítmico de Lombardo-Araya suena infernal y sin grietas y las violas de Holt y Kerry King no para de ametrallar riffs y solos con la velocidad de un Scud a Bagdad.



Es así que van sucediéndose los ineludibles clásicos de los 80s y algunos momentos inesperados de estas dos últimas décadas: Entre los primeros, “Dead Skin Mask” (presentada por un risueño Araya como “una canción de amor”), un “Chemical Warfare” que sonó más hijo de puta que la versión grabada hace 27 años (!), “Post Mortem”, “Seasons In The Abyss” del disco homónimo, del cual sonaron la mayor cantidad de temas y dos viejas joyas del prontuario del cuarteto: “Tha Antichrist” y “Ghosts Of War”. Entre los temas más recientes, “Dittohead” (acaso el tema mas Slayer de los últimos 20 años), “Bloodline” y “Discipline” (cuyo coro “God Hates Us All” sonó tan fuerte, que hasta Bergoglio lo pudo oír a unas cuadras de distancia), y un “Stain Of Mind”, sorpresivo para mí, que revisitaba aquel Diabolus In Musica, donde Slayer se permitió expandir sus recursos sonoros. El público respondía a cada mazazo con una intensidad que parecía competir con la entregada desde las tablas: la experiencia Slayer en vivo es una construcción entre banda y audiencia; es refrendar una vez mas ese pacto de fidelidad y devoción hacia estos cuatro casi cincuentones que acometen sus instrumentos con la energía de púberes con pelusa genital e imperiosa necesidad de volverse hombres.



Para el final, un menú de cuatro platos que terminaron de empachar a los cinco mil presentes: De entrada un “South Of Heaven”, que dejó todo listo para un “Black Magic” / “Raining Blood” / “Angel Of Death” que sonaron con la mayor maldad que se puede extraer de dos guitarras, bajo y bateria (jamas presencié en vivo un doble bombo tan inapelable como el que ejecutó Dave Lombardo en el intermedio del último tema.)

No hubo ni tiempo ni espacio (ni necesidad) para más. Hora y media bastó para que Slayer que descargue su blitzkrieg sin dejar sobrevivientes. Una vez mas, otra batalla ganada por el metal.

Slayer Setlist Estadio Luna Park, Buenos Aires, Argentina 2011, World Painted Blood