“Antes pasaban cosas” eso dijo Sergio Rotman a poco más de 15 minutos de empezado el show del Siempreterno. Y ahí nos contó que era el Parakuntural. La escena en un bar hubiese sido nostálgica, mal narrada triste e innecesaria. Pero en la máquina de tracción a pura sangre que es el Siempreterno la anécdota se termino transformando en una realidad. Un tema y todos adentro del Parakuntural, un show y todos adentro de Cemento, hora y media y todos con el cuerpo en Arlequines. El disfrute es algo vital en los shows de rock y ayer quedo demostrado que nuevamente el rock no tiene competencia, lo que no tiene lamentablemente es lugar, pero cuando lo encuentra: explota. No hace falta explicar, o quizás si, que las canciones del Siempreteno son una continuación natural de Cienfuegos, banda disuelta en el 2005 pero que encuentra sus origines en los ´80 y su primer disco en 1997, y que este disco que ayer presentaron por segunda vez es una bomba explosiva que nada tiene para envidiarle a discos como NS/NC. Más de 20 temas y cuatro covers que fueron un lujo: “Love will tear us apart” de Joy Division, “Hall of Mirrors” de Kraftwerk, “Down by the River” de Neil Young y “Gimme gimme gimme” de Black Flag, redondearon un show único que posiciono al Siemperterrno y su energía como una necesidad vital en la Buenos Aires vacía de hoy.
La gente, la marea que el periodismo muchas se niega a entender y que a los músicos nos cuesta cada vez más interpelar, hizo comunión con el show y las canciones, la entrega fue mutua y sin vallas o patovicas, el roce físico necesario, el pogo y el mosh, las subidas al escenario, las manos reverenciado a Ariel Minimal, queriendo tocar a Rottman que se lanzó más de una vez sobre su público y atendió con cuidado por no decir que recibió con amor a cada uno que subio al escenario, las chicas admirando a Mimi Maura y descubriendo algunas la voz emocional de Flopa; hicieron de ayer la famosa fiesta popular que cantan algunos con el cartel de Macri atrás pero que recibimos otros en un jueves del invierno porteño.
Inyección de amor, vale la pena repetirlo todas las veces que sea necesario, inyección de amor. El rock no se trata de la privatización de espacio, de la construcción de una elite que se dice independiente pero que se sabe adicta de vicios que alejan al gran público y sobretodo a los más jóvenes, no se trata tampoco de hacerse daño pero si hay que comprender que el rock implica riesgos y adrenalina, el rock necesita que tanto el que esta arriba del escenario como el que esta abajo ponga el cuerpo. Eso no significa como se suele leer trágicamente que hay una porción de publico que va a hacerse matar a ciertos recitales, lectura nefasta y errada de una realidad y una elección de gusto que se suele repudiar. Simplemente significa que a veces el secreto es intentar dejarlo todo, si no se cosecha la totalidad de la siembra no importa, no interesa, lo único que importa es el camino que decidimos transitar y la manera en la que elegimos vivirlo. Manteniedo la fidelidad de eso, como público, como músico o como ambas cosas, se puede vivir un recital como el de Siempreterno en donde se pone el cuerpo, el corazón y la garganta, sin patovicas, sin vallas, sin seguridad, con un público al cual se le nota la crianza en el rock, los recitales transitados, los discos escuchados, el camino hecho, acompañando a una banda compuesta por gente que lleva más de 3 décadas tocando pero que encuentra en el rock y toda la diversidad que el género y la cultura ofrece, razones suficiente para seguir y decirles: gracias por tanto.
muy buenas ambas reseñas.
ResponderEliminarsólo dos o tres comentarios: el último recital de Cienfuegos fue en el 2007, no en el 2005. Y falta mención a otro cover que hicieron: una canción de Valió la Pena, banda post-punk de los ochenta donde Ricciardi tocaba la batería y Marcelo Clash cantaba. (Y el lugar se llamaba Parakultural, no Parakuntural)
Si, la canción de Valio La Pena la grabaron en el disco de Lo sedantes, no?
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