miércoles, 29 de junio de 2011

Nueve años sin Darío y sin Maxi

Acerca de las jornadas culturales en la estación Avellenada a 9 años de los asesinatos de Darío Santilán y Maximiliano Kosteki - Texto Helena Perez - Fotos Ignacio Smith

Es 25 de junio y se avecina uno de los inviernos más duros o eso vienen pronosticando. Dicen que va a nevar y el frió helado que a veces se materealiza en agua helada parece confirmar que si, que va a nevar, pero hoy no nevara. Cerca de la estación Shell a las cuatro de la tarde sobrevive un rayo de sol que no tarda en desaparecer. El frío ya desafía a cualquier cuerpo humano pero de todas maneras en la estación están todos los compañeros que irán llegando y se irán sumando a medida que avance el primer día de la doble jornada que recuerda a Maxi y a Dario. Es imposible no recordar a la altura del Carrefour la foto histórica que supo retratarlos juntos, apenas separados por algunos metros, minutos antes de morir. Asesinado solo por atreverse a construir poder popular, liquidados cruelmente, solo por decir en acciones y luchas concretas queremos vivir mejor, fusilados por no renunciar lo que creían justo. Maxi y Dario en estos años se fueron convirtiendo en la inspiración y motivo de lucha de un sector significativo del arco popular, que tuvo que volver a armarse luego de recibir semejante golpe. Pero estos dos chicos de zona sur, tan terrenales ellos, no se convirtieron en símbolo vacío. Fueron con el correr de lo años inspiración y fuerza que se pueden ver en los bachilleratos de Roca Negra, en el grupo de mujeres del Frente Popular Darío Santillán y sus recientes publicaciones, en chicos y chicas que decidieron que cada persona es un corresponsal y van todos los años a cubrir con fotos, relatos y transmisión en vivo las jornadas culturales y políticas que recuerdan dos futuros promisorios que fueron anulados por la voracidad del Estado Nacional comandado en ese momento por Duhalde.




Nueve años después la jornadas culturales por Maxi y Dario contaron por más de diez bandas que tocaron frente al estación y en el interior de la misma, taller de stencil, radio y transmisión en vivo, feria de libros y talleres de pintura y murales. Alberto Santillán, padre de Darío, Vanina Kosteki, hermana de Maxi, compartieron escenario con parientes de Fuentealba, Pocho Leprati y Luciano Arruga. Los maestros y maestras en lucha desde Santa Cruz se hicieron presentes. No se entienden las declaraciones de la candidata Gabriela Cerutti que tildó a los docentes de “activistas”, como si el hecho de serlo fuera de por sí peyorativo, justificando el cobarde desalojo con camión hidrante. Sobre el escenario se vieron maestros y maestras reclamando un salario justo y acorde a un sector del país en dónde la canasta básica ronda lo $11 mil pesos y el sueldo de maestro de grado $3.500 pesos. Notablemente emocionados y siguiendo como ellos mismos señalaron “la línea sindical de Agustín Tosco” se hicieron presente como cúpula que exige lo que decidió la base. Con un amigo comentábamos que si el frío helado se hacía insoportable en Avellaneda, el frío en Santa Cruz sencillamente era algo demencial. Algo así le debe haber querido recordar la nueva política cuando bañó a estos docentes en agua helada.


Cerca de las seis de la tarde nos refugiamos un rato en un bolichito que nos prometía 3 media lunas y taza de café con leche por no más de diez pesos. Sin medialunas, nos sirvieron pan con manteca. Una chica nos vino a preguntar si eramos de Anred, a dos mesas dos chicos de no más de 20 años le contestaron somos nosotros. El Rulo acotó: las nuevas generaciones. Revisamos nuestras fotos. Ya era de noche. Hablamos del 26 de junio y del audio de Torniyo en directo desde el Puente con los tiros de fondo. De todo lo que cambio en estos años y de las críticas que nos corresponden hacernos. Dónde queremos estar y dónde definitivamente no vamos a estar nunca. Los reflectores sobre el escenario nos avisaron que el acto ya empezaba. Del otro lado un grupo de adolescentes debatían las jornadas, las elecciones, el corte. Problematización y espíritu critico en un bar perdido de Avellaneda.
Cerca de las nueve de la noche se dio por iniciada la marcha que contaba con antorchas y una larga bandera que reproducía una y otra vez la cara de Maxi, la cara de Darío, pero también la de Julio Lopez y la de Mariano Ferreyra. Encabezando el padre de Darío estoico y firme como siempre. El grito de corazón que rasga el invierno dice “poder popular” y se hace fuerte aunque sea un animal solitario que definitivamente no va a comerse a si mismo, no. Va a crecer en cada obrador, cada taller, cada bachillerato y cada uno de los pibes y pibas que encontraron en las figuras de Maxi y Darío razones de sobra para pelear por el cambio social.

:Galerías fotográficas:

Ignacio Smith


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